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Gelbin Mekkatorque se encuentra inspeccionando el sector 17 de Gnomeregan junto a un grupo de voluntarios. Allí se encuentran sus aposentos, el lugar donde creó innumerables inventos antes de que la capital gnoma cayera en manos de los trogg. Los recuerdos no tardan en volver a su memoria; cada recoveco contiene un invento, un trofeo, un retazo de épocas pasadas. Al reparar en uno de ellos, sus gafas favoritas, Gelbin recordó la traición de quien se las regaló: Sicco Termochufe. Un instante después de tocarlas, una trampa se activó, sellando las puertas de acceso a los aposentos de Gelbin. Solo una persona podía haber concebido una trampa así, el mismísimo Termoenchufe. Su voz se filtró en la estancia, burlándose de Mekkatorque mientras una puerta se abría y un trogg avanzaba con la intención de matar al Manitas Mayor. En el último momento un plan cruzó la mente de Gelbin que se valió del mecanismo de la trampa que lo había aprisionado para deshacerse de la bestia y de los componentes de una caja de herramientas para abrasar a dos más que se habían unido. Finalmente, tras desmontar la baldosa donde se encontraba la trampa, consiguió neutralizar a sus enemigos y abrir la salida. Sicco lo esperaba a la salida, montado en una estructura creada por él mismo que le servía de armadura y transporte. Cuando éste comenzó a vanagloriarse de sus méritos, Gelbin le confesó que él mismo había tenido que corregir mucho de sus diseños, pues los cálculos eran erróneos pero que no le había dicho nada porque Sicco era su amigo y quería que se llevara toda la gloria. Sicco se sorprendió y comenzó a hostigar a su antiguo amigo que, tras vislumbrar su armadura, encontró un punto débil en donde reposaba todo el peso del tren superior. Armado con su llave inglesa, lo aflojó y la presión del vapor hizo que Sicco se partiera en dos, dejando sus piernas y su cuerpo separados. Gelbin no tuvo reparos en dejarlo allí, junto a sus esbirros, mientras él regresaba con su pueblo y amigos, algo que Sicco nunca llegaría a comprender.
   
 
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Revisión del 23:45 8 sep 2012

Gelbin-mekkatorque-large
Booknovel
Este artículo o sección aborda contenido proveniente de novelas o historias cortas de Warcraft.

Acortado (Truncado en la versión sudamericana), es una historia corta escrita por Cameron Dayton y publicada en Junio de 2011 en la página web de World of Warcraft. Trata sobre el dificil papel de Gelbin Mekkatorque para recuperar Gnomeregan.

Personajes

Argumento

Gelbin Mekkatorque se encuentra inspeccionando el sector 17 de Gnomeregan junto a un grupo de voluntarios. Allí se encuentran sus aposentos, el lugar donde creó innumerables inventos antes de que la capital gnoma cayera en manos de los trogg. Los recuerdos no tardan en volver a su memoria; cada recoveco contiene un invento, un trofeo, un retazo de épocas pasadas. Al reparar en uno de ellos, sus gafas favoritas, Gelbin recordó la traición de quien se las regaló: Sicco Termochufe. Un instante después de tocarlas, una trampa se activó, sellando las puertas de acceso a los aposentos de Gelbin. Solo una persona podía haber concebido una trampa así, el mismísimo Termoenchufe. Su voz se filtró en la estancia, burlándose de Mekkatorque mientras una puerta se abría y un trogg avanzaba con la intención de matar al Manitas Mayor. En el último momento un plan cruzó la mente de Gelbin que se valió del mecanismo de la trampa que lo había aprisionado para deshacerse de la bestia y de los componentes de una caja de herramientas para abrasar a dos más que se habían unido. Finalmente, tras desmontar la baldosa donde se encontraba la trampa, consiguió neutralizar a sus enemigos y abrir la salida. Sicco lo esperaba a la salida, montado en una estructura creada por él mismo que le servía de armadura y transporte. Cuando éste comenzó a vanagloriarse de sus méritos, Gelbin le confesó que él mismo había tenido que corregir mucho de sus diseños, pues los cálculos eran erróneos pero que no le había dicho nada porque Sicco era su amigo y quería que se llevara toda la gloria. Sicco se sorprendió y comenzó a hostigar a su antiguo amigo que, tras vislumbrar su armadura, encontró un punto débil en donde reposaba todo el peso del tren superior. Armado con su llave inglesa, lo aflojó y la presión del vapor hizo que Sicco se partiera en dos, dejando sus piernas y su cuerpo separados. Gelbin no tuvo reparos en dejarlo allí, junto a sus esbirros, mientras él regresaba con su pueblo y amigos, algo que Sicco nunca llegaría a comprender.


Fuente

Referencias