Los pacíficos tauren —conocidos en su idioma como los shu’halo— habitan desde hace tiempo en Kalimdor, esforzándose por conservar el equilibrio de la naturaleza a instancias de su diosa, la madre tierra. Hasta hace poco, los tauren vivían como nómadas repartidos por Los Baldíos, cazando a las grandes bestias kodo naturales de la árida región. Aunque estaban divididos en distintas tribus, los tauren estaban unidos por un enemigo común: los centauros merodeadores. Esos primitivos hombres caballo aterrorizaban el Kalimdor central, dejando solo muerte y sufrimiento tras su paso. Aunque las tribus tauren luchaban valientemente por la supervivencia contra sus enemigos, los despiadados ataques de los centauros continuaban. Con el tiempo, los centauros acabaron con los animales salvajes de la zona, amenazando con matar de hambre a los tauren sitiados.
Durante la Tercera Guerra, el poderoso cabecilla Cairne Pezuña de Sangre se encontró fortuitamente con la Horda de los orcos lo que alteraría el destino de los tauren para siempre. Tras hacerse amigo del Jefe de GuerraThrall, Cairne y su tribu Pezuña de Sangre pudieron deshacerse de los centauros viajando hacia las fértiles tierras de Mulgore. Con una deuda de sangre hacia los orcos por su ayuda, los tauren se unieron a Thrall en el Monte Hyjal para defender a Kalimdor de una invasión de la demoníaca Legión Ardiente.
Tras la derrota de la Legión, los tauren que habían ayudado a defender Hyjal regresaron a su nuevo hogar en Mulgore. Reinando desde la majestuosa capital de Cima del Trueno, Cairne dio la bienvenida a los tauren de todas las tribus a su seguro refugio. Muchos tauren que viajaron a la capital estaban satisfechos con la visión de Cairne de un futuro pacífico y en armonía, pero al menos una tribu pensaba de otra manera. La severa tribu Tótem Siniestro consideraba a las demás razas de Kalimdor inferiores y creía que su matriarca, Magatha, era la única apta para dirigir a los tauren. Aunque Magatha estaba en constante desacuerdo con Cairne en lo que a dirigir la nación se refería, la anciana bruja coexistía con él en Cima de Trueno sin mayores problemas. Pero la tribu Tótem Siniestro no se unió a la Horda junto con Cairne y los tauren bajo su mandato.
Durante años los tauren florecieron por todo Mulgore, pero la tragedia se cernió sobre la noble raza tras la campaña contra el Rey Exánime en Rasganorte. Como creía que el imprudente nuevo Jefe de Guerra, Garrosh Grito Infernal, llevaría a la Horda a la ruina, Cairne retó al presuntuoso joven a un duelo. El Gran jefe de los tauren luchó con una ferocidad que no dejaba traslucir su edad, pero un acto de traición había sellado su destino incluso antes de que comenzara la batalla. Sin que ninguno de los dos combatientes lo supiera, Magatha había envenenado el arma de Garrosh. Cuando Cairne resultó herido por el arma mancillada durante el combate, quedó inmovilizado por el veneno y Garrosh lo mató.
Tras la muerte de su Gran jefe, los agentes de Magatha Tótem Siniestro asaltaron Cima del Trueno y se hicieron con la capital de los tauren. También esperaban matar al hijo de Cairne, Baine, pero el joven tauren consiguió eludir a sus asesinos. Tras formular una estrategia para vengarse de Magatha, Baine lanzó un contraataque y arrebató Cima del Trueno de las manos de la matriarca traidora. Finalmente, en vez de derramar más sangre, Baine exilió de las tierras de los tauren a Magatha y a los demás Tótem Siniestro que todavía la apoyaban.
A pesar del mortal encuentro entre Cairne y Garrosh, los tauren no han abandonado su puesto en la Horda. Aunque en los últimos meses han tenido lugar muchos eventos caóticos, Baine ha aceptado valientemente el cetro del liderazgo tauren y está concentrado en reinar como lo habría hecho su sabio y benévolo padre.
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